Devocional Semanal

La Oración Salva Vidas

¿Son contestadas las oraciones eficaces?

on 11/07/2017

Oren también por nosotros, para que Dios nos de muchas oportunidades para hablar de su misterioso plan acerca de Cristo... Oren para que pueda proclamar ese mensaje con la claridad que debo hacerlo.

Colosenses 4:3-4

El Antiguo y Nuevo Testamento contienen muchas ilustraciones sobre oraciones vigorosas y eficaces. En Juan 17:24 Jesús ora: “Padre, quiero que los que me diste estén conmigo donde yo estoy. Entonces podrán ver toda la gloria que me diste, porque me amaste aun antes de que comenzara el mundo”.

En el capítulo 17 del evangelio de Juan, Jesús ora por Sí mismo, explicando exactamente quién es Él. Él continúa orando por Sus discípulos y Sus seguidores (nosotros). Si nosotros queremos una respuesta de parte de Dios, ¿no sería este el tipo de oración a hacer? Efesios 6:18-19 dice: “Oren en el Espíritu en todo momento y en toda ocasión... Pídanle a Dios que me dé las palabras adecuadas para poder explicar con valor su misterioso plan...”. Orar en el Espíritu es someterse al poder del Espíritu Santo. Romanos 8:26-27 (TLA) dice: “...el Espíritu Santo nos ayuda. Porque no sabemos cómo debemos orar a Dios, pero el Espíritu mismo ruega por nosotros, y lo hace de modo tan especial que no hay palabras para expresarlo. Y Dios, que conoce todos nuestros pensamientos, sabe lo que el Espíritu Santo quiere decir. Porque el Espíritu ruega a Dios por su pueblo especial, y sus ruegos van de acuerdo con lo que Dios quiere."

En Daniel 9:4-23, el profeta Daniel ilustra cómo suena una oración eficaz, cuando ora en el Espíritu.

Primero, Daniel ofrece alabanzas a Dios: “¡Oh Señor, tú eres un Dios grande y temible! Siempre cumples tu pacto y tus promesas de amor inagotable con los que te aman y obedecen tus mandatos”. (Daniel 9:4) El ejemplo de Daniel nos muestra cómo iniciar la oración con alabanzas a Jesús, aún cuando tenemos una petición o preocupación.

Segundo, Daniel confiesa sus pecados y los de Israel y se arrepiente: “Pero hemos pecado y hemos hecho lo malo. Nos hemos rebelado contra ti y hemos despreciado tus mandatos y ordenanzas.” (Daniel 9:5) La confesión es estar de acuerdo con Dios sobre nuestro pecado. El pecado nos impide “caminar en la luz”, en compañerismo con Él. (1 Juan 1:7-9) Mirar las cosas a Su manera nos alínea con Él mientras admitimos que Él estaba en correcto todo el tiempo.

Tercero, Daniel ora en fe: “Señor, tú tienes la razón...” (Daniel 9:7)

“...sin fe es imposible agradar a Dios. Todo el que desee acercarse a Dios debe creer que él existe y que él recompensa a los que lo buscan con sinceridad.” (Hebreos 11:6) ¿Ve usted cuán personal es esto? ¡Todo lo que Él hace es correcto, y Él recompensa a aquellos que lo buscan!

Cuarto, Daniel le pide a Dios que conteste su oración: “¡Oh Dios nuestro, oye la oración de tu siervo!... Mira cómo tu ciudad —la ciudad que lleva tu nombre— está en ruinas... Oh Señor, perdónanos... Por amor a tu nombre, no te demores, oh mi Dios”. (Daniel 9:17-19) Esta es una oración centrada en Dios - Daniel sabe que la respuesta de Dios a su oración y la misericordia que muestre hacia Su ciudad escogida Le traerán honra.

En Daniel 9:20-23 (TLA), Dios le responde a Daniel: “Mientras yo estaba orando por Jerusalén, y pidiendo perdón por mis pecados y los de mi pueblo, llegó volando el ángel Gabriel...Ya casi era la hora de presentar a Dios las ofrendas de la tarde. Y Gabriel me dijo: “Escucha, Daniel: vengo para ayudarte a entender todo esto. Dios te quiere mucho, así que tan pronto como empezaste a orar, Dios contestó tus oraciones. Y yo he venido a darte su respuesta”.

Daniel era humilde, pero esperaba una respuesta. Él veía las cosas como Dios las veía, aunque al hacerlo le perjudicaría a él y a su pueblo. Pero él también conocía las promesas de Dios para Su pueblo si ellos confesaban y lo buscaban.

¿Cómo puede usted orar como Daniel? Vea aquí algunas ideas:

  1. Alíniese con lo que Dios quiere en el mundo. Jesús es el soberano legítimo de toda la tierra, y Él quiere gobernarla. Ese es el gran plan, y usted tiene parte en él. No todos le han reconocido como su soberano todavía, pero el hacerlo es su mayor beneficio, porque Él les amó y se dio a Sí mismo por ellos. Su mayor propósito al dejarnos aquí es someterles a todos a Su autoridad y la protección del castigo que su pecado merece. ¿Encaja su plan con el gran plan de Dios?
  2. Considere la grandeza de Dios, Su gran amor y misericordia. Viendo cómo Él ha trabajado en el pasado, ¿puede Él responder a su oración en forma justa? ¿Es bueno para usted y para otros? ¿Qué cambios a su petición, harían que reflejara mejor Su derecho a definir lo que es mejor? Al igual que la solicitud de Daniel, las peticiones que importan consideran primero estos dos puntos.
  3. Incluso si estas dos preguntas son contestadas, es posible que la respuesta sea “no” o “espera”. Sin conocer el resto de la historia, Job no lograba entender por qué sufría. (Job 7:20-21) A Pablo también se le tuvo que decir específicamente por qué soportaba su “espina”. (2 Corintios 12:7-10) Hasta se nos describe una imagen en el cielo de almas esperando justicia, a las que se les dice que “esperen” porque todavía no se ha alcanzado el límite. (Apocalipsis 6:9-11)

Dios es honrado cuando oramos con toda expectativa de que las peticiones conforme a Su voluntad serán contestadas. No permita que la presunción de que sus peticiones son demasiado pequeñas para que Él las note le avergüencen hasta el punto de quedarse callado. (Vea Lucas 12:32.) Manténgase pidiendo. Manténgase buscando. Manténgase llamando. (Lucas 11:5-13) Según crece su relación con Él, como le sucedió a Daniel, Él le alineará con Sus propósitos, y usted verá más y más de sus oraciones audaces siendo respondidas en Su tiempo.


Ore esta semana:

Padre, ¿me ayudarías a entender este mensaje sobre las oraciones eficaces para propagar el Evangelio? En el nombre de Jesús. Amén.


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