El que comenzó la buena obra con ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús.
“Papá, ¿ya llegamos?” Esa era la pregunta que nos hacían nuestros hijos cuando eran pequeños, apenas empezábamos un viaje largo en auto. Tenía que recordarles que nos quedaban muchas horas por delante y que debían tener paciencia y disfrutar del viaje.
Su jornada de fe es mucho más que un viaje en auto. Es una aventura de toda la vida. Para ayudarle en la jornada:
- Tenga la confianza de que, pase lo que pase, Jesús está a su lado. Él prometió: “Nunca te dejaré; jamás te abandonaré” (Hebreos 13:5).
- En lugar de buscar resultados instantáneos, busque cambios pequeños. Por ejemplo: conocer un nuevo amigo cristiano; progresar en la superación de un mal hábito; descubrir un versículo de las Escrituras que “cobra vida” para usted.
- Aproveche cada momento, confiando el futuro a Dios.
El cambio no es fácil. Debemos ser un poco fuertes con nosotros mismos, sobre todo cuando nos sentimos tentados a rendirnos. Pero cada victoria, por pequeña que sea, nos hace más capaces de hacer frente al siguiente desafío.
Muchas veces pensé que la vida cristiana era demasiado difícil. Los viejos hábitos y las malas influencias me atraían como un imán al metal. A veces me dejaba llevar. Usted también tendrá esos momentos. Pero gracias a Dios, no estamos solos. Podemos confiar en el Señor Jesús, que vive en nosotros y está totalmente comprometido a llevarnos hasta el final del viaje de la vida.
Así como un bebé aprende a caminar dando pequeños pasos, nosotros hacemos cambios pequeños en nuestras vidas para aprender más acerca de Cristo. ¿Puede pensar en un cambio pequeño que usted pueda hacer en su vida? Busque el apoyo de alguien que se preocupe de hacer ese cambio.