Un día, la amiguita de mi hija estaba jugando en nuestro hogar. De repente, yo grité “¡no!” y ella estalló en lágrimas. ¿Por qué le grité? Porque vi que ella estaba a punto de insertar un tenedor en la toma de corriente eléctrica. Me dio pena asustarla con mi grito pero su vida era muy preciada como para dejarle que se arriesgara. Además, sus padres confiaban en mí para protegerle.

¿Sus amigos son preciados para usted? ¿Sabe usted que Dios nos hace responsables unos por otros? Él nos dice, “Si les aviso a los perversos: “Ustedes están bajo pena de muerte”, pero tú no les das la advertencia, ellos morirán en sus pecados; y yo te haré responsable de su muerte.” (Ezequiel 3:18) Si sus temores están evitando que usted comparta su fe con sus amistades, estas sencillas sugerencias le pueden ayudar a sobrepasar esos temores:

Esté Preparado

Imagínese cómo sería la interacción. ¿Usted no puede esperar estar de acuerdo en todo, verdad? Un ex-presidente de Estados Unidos dijo, “Si dos hombres están de acuerdo en todo, usted puede estar seguro que uno de ellos es el que está pensando todo.” No tema estar en desacuerdo, a veces, especialmente sobre cosas importantes. Esté preparado para compartir su esperanza con otros. (1 Pedro 3:15) Dios nos dice que nos mantengamos firmes “y calzados con la disposición de proclamar el evangelio de la paz.” (Efesios 6:15) El valorar a nuestras amistades va más allá de esto...

Sea Convincente

Es bueno memorizar una presentación del evangelio, para que pueda incluir los puntos más importantes. Pero no tan solo repita las palabras. Dígale a su amigo que estas nuevas son demasiado buenas como para no compartirlas. Jesús dijo, “ve por los caminos y las veredas, y oblígalos a entrar para que se llene mi casa.” (Lucas 14:23) No se dé por vencido fácilmente, y demuestre la urgencia de compartir las buenas nuevas.

Sea Creativo

Una presentación estándar podrá ser útil con un extraño. Pero si usted conoce bien a la persona, lo mejor es compartir de forma tal que la persona se pueda identificar mejor con su presentación. “Tengan compasión de los que dudan, sálvenlos sacándolos del fuego, y tengan compasión de otros, aunque cuídense de ellos y aborrezcan hasta la ropa que llevan contaminada por su mala vida.” (Judas 1:22-23) Con algunas personas es mejor comenzar suavemente, mientras que a otros, una advertencia sobre el juicio final, trabaja mejor.

El compartir a Jesús con sus amistades puede ser incómodo en el momento. Pero no permita que esto le impida hablarles del amor que Dios tiene por ellos. Imagínese la alegría de verles recibir a Jesús en sus vidas...o la tristeza de saber que usted mantuvo en secreto esa esperanza, al no hablarles sobre Jesús.