“Si murieras hoy, ¿cuán seguro estás que irás al cielo?” Alguien me hizo esa pregunta hace muchos años y mi respuesta fue: que estaba 90% seguro. Pensé que mi respuesta demostraba realismo y humildad. Después de todo, ¡nadie es perfecto! Pero yo era una buena persona que iba a la iglesia con regularidad. Sin embargo, no me di cuenta que estaba negando a Jesús y que estaba basando mi salvación en mis propias buenas obras.

Recuerde que la Salvación es un Regalo

“Dios los salvó por su gracia cuando creyeron. Ustedes no tienen ningún mérito en eso; es un regalo de Dios. La salvación no es un premio por las cosas buenas que hayamos hecho, así que ninguno de nosotros puede jactarse de ser salvo.” (Efesios 2:8-9). La semana pasada explicamos cómo llegar a ser un cristiano al poner su fe en Jesucristo. El murió una sola vez por todas las personas y todos los pecados, pasados, presentes y futuros. Si usted no está seguro de ser cristiano, lea la carta de la semana pasada.

Gálatas 3:3 dice, “Después de haber comenzado a vivir la vida cristiana en el Espíritu, ¿por qué ahora tratan de ser perfectos mediante sus propios esfuerzos?” Si somos salvos por fe y no por obedecer la ley, ¿perdemos nuestra salvación al pecar? ¡Por su puesto que no no!

Entienda que las Promesas de Dios No Pueden Ser Quebrantadas

Usted se convierte en un hijo de Dios solamente a través de la fe en la promesa que Dios hizo en Juan 1:12. Esto no tiene nada que ver con usted ni con la habilidad de obedecer a los Diez Mandamientos. Esto es algo que Dios prometió. ¡Y Dios no miente!

“Así que Dios ha hecho ambas cosas: la promesa y el juramento. Estas dos cosas no pueden cambiar, porque es imposible que Dios mienta. Por lo tanto, los que hemos acudido a él en busca de refugio podemos estar bien confiados aferrándonos a la esperanza que está delante de nosotros. Esta esperanza es un ancla firme y confiable para el alma; nos conduce a través de la cortina al santuario interior de Dios.” (Hebreos 6:18-19).

Recuerde Que NADA Puede Separarlo de Su Salvación en Cristo

Su salvación está segura en el poder y las promesas de Dios. No tiene nada que ver con su habilidad de ser “perfecto.” “Y estoy convencido de que nada podrá jamás separarnos del amor de Dios. Ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni demonios, ni nuestros temores de hoy ni nuestras preocupaciones de mañana… (Romanos 8:38-39). Y Jesús confirma esto cuando dijo, “Yo les doy vida eterna, y nunca perecerán, ni nadie podrá arrebatármelas de la mano” (Juan 10:28). Ahora, cuando alguien me pregunta cuando cuán seguro estoy que iré al cielo cuando muera, mi respuesta es: ¡Estoy 100% seguro! ¡Espero que usted pueda decir lo mismo!