Unos hombres le llevaron a un paralítico en una camilla. Al ver la fe de ellos, Jesús le dijo al paralítico: «¡Ánimo, hijo mío! Tus pecados son perdonados».
El avión aterrizó en Phoenix, Arizona, me desabroché el cinturón y estaba a punto de levantarme de mi silla. Pero antes de hacerlo, busqué mi celular para asegurarme que lo tuviera para poder llamar a la persona que me iba a recoger en el aeropuerto.
Busqué en mis bolsillos, en mi bulto, y en mi cartera. No encontré el celular por ninguna parte.
Por un momento, el miedo me robó mi alegría. Respiré profundo, busqué nuevamente en mi bulto, y efectivamente, ahí estaba mi celular.
¿Le ha pasado lo mismo a usted? Todo está yendo bien, cuando de repente, sin aviso alguno, ¿algo pasa que le roba su alegría y le quita su paz?
- El secreto para recuperar la alegría está en dos palabras; dos bonitas palabras. Las palabras que llaman nuestra atención. Jesús las dijo cuando la alegría se tornó en tristeza. Estas palabras podrían significar: escuche, preste atención, anímese. No hay ninguna decepción o situación desesperante que no pueda ser vencida por Su poder. Jesús dijo, "Aquí en el mundo tendrán muchas pruebas y tristezas; pero anímense, porque yo he vencido al mundo." (Juan 16:33)
- No importa lo que nos paralice; el pecado, la vergüenza, los errores o las adversidades, "Jesús le dijo al paralítico: «¡Ánimo, hijo mío! Tus pecados son perdonados»." (Mateo 9:2)
- Cuando la salud nos falla, la enfermedad se prolonga demasiado, o una relación rota nos da dolor en el corazón, Jesús como quiera nos dice que nos animemos. "Justo en ese momento, una mujer quien hacía doce años que sufría de una hemorragia continua se le acercó por detrás. Tocó el fleco de la túnica de Jesús porque pensó: «Si tan solo toco su túnica, quedaré sana». Jesús se dio vuelta, y cuando la vio le dijo: «¡Ánimo, hija! Tu fe te ha sanado». Y la mujer quedó sana en ese instante." (Mateo 9:20-22)
Recuperamos la alegría cuando creemos que Dios tiene las palabras poderosamente perfectas. Las palabras para cambiar los corazones, borrar los pecados, sanar las relaciones y restaurar vidas.
Ore esta semana:
Señor, por favor restaura mi vida, enmienda y sana lo que está roto y limpia mis pecados. Por favor, llena mi vida con la alegría que Tu puedes dar. Amén.
En medio de esas circunstancias que duelen, en el conflicto que se prolonga, y en la enfermedad que le drena, Dios le está diciendo que se anime. ¿Cómo le responderá usted?