Exploremos hoy un aspecto del carácter de Dios: la fidelidad. Una Palabra no es suficiente para describir a Dios. Dios es muchas, muchas cosas, y la fidelidad es solo una de ellas.

Como gente pecadora y caída, podemos dudar de Su fidelidad, o no siempre confiar totalmente en ella. Atravesamos momentos duros, como la pérdida de un empleo, un matrimonio roto o dificultades financieras, y cuestionamos las cosas. Sin embargo, Dios siempre es fiel. Cuando llegamos a comprender esto, ¡podemos sentirnos más y más bendecidos por ello!

Veamos tres maneras en que podemos comprender mejor cómo Dios siempre es fiel:

1. Su fidelidad es constante, como la luna en el cielo.

“Será tan eterno como la luna, ¡la cual es mi fiel testigo en el cielo!.”(Salmo 89:37)

Dios ha puesto en el cielo un recordatorio continuo de Su fidelidad. Puede parecer extraño pensar en la luna como un recordatorio de fidelidad, pero recuerde que Dios creó este buen mundo para nosotros vivir en él y disfrutarlo.

¿Sabía usted que la luna estabiliza la rotación de la tierra? ¡Toda nuestra existencia depende del complejo diseño de Dios! Es con el tiempo que comenzamos a darnos cuenta de que podemos confiar en que Él es quien dice ser.

Su fidelidad puede ser conocida a través de Su creación. ¡Imagine todos los detalles que tuvo que considerar al crear nuestro mundo! Continúe mirando la luna como un ejemplo de quién es Dios, cómo Él nos ama, y la forma en que Él ha hecho el mundo para que vivamos en él.

2. La fidelidad de Dios hace posible que confiemos en Él con los detalles.

“Te guiaré por el mejor sendero para tu vida; te aconsejaré y velaré por ti.” (Salmo 32:8)

Una vez que comenzamos a confiar en la fidelidad de Dios y sabemos que Dios es quien dice ser, y que hará lo que Él ha dicho que hará, comenzamos a darnos cuenta de que Él también tiene un interés muy detallado e íntimo en cada uno de nosotros.

Dios no solo nos da la creación para disfrutarla, sino que además está al tanto de cada detalle de nuestras vidas, y podemos confiar en Su fidelidad para los detalles. Él vela por nosotros, nos enseña, nos guía y nos cuida como solo Él puede hacerlo.

¡Nuestras vidas son tan importantes para Él como lo es Su creación, y podemos confiar en Su fidelidad!

3. Dios es fiel para proveer.

“Él lo encontró en un desierto, en un páramo vacío y ventoso. Lo rodeó y lo cuidó; lo protegió como a sus propios ojos. Como un águila que aviva a sus polluelos y revolotea sobre sus crías, así desplegó sus alas para tomarlo y alzarlo y llevarlo a salvo sobre sus plumas. El Señor, él solo, lo guió...” (Deuteronomio 32:10-12a)

Estos versos se refieren a cómo Dios guió a Israel por el desierto y proveyó para ellos.

La provisión es otro ejemplo de cómo Dios siempre obra en nuestro favor, ¡incluso en formas de las que no nos percatamos!

Él trabaja en el mundo visible e invisible. Él sabe cuán frágiles somos, y es consciente de que no podemos hacerlo por nosotros mismos. Estamos rodeados de Su fidelidad, y no existiríamos sin Él.

¡Alabemos Su santo nombre!