Cómo ser Pescadores de Personas
Jesús dijo: “Vengan, síganme, ¡y yo les enseñaré cómo pescar personas!”. ¿Entonces, cómo ser pescador de personas?
Jesús los llamó: “Vengan, síganme, ¡y yo les enseñaré cómo pescar personas!”
Cuando Jesús desafió a Sus primeros discípulos, Simón Pedro y Andrés, les dijo inmediatamente cuál sería su nuevo trabajo: "Pescadores de personas". Ellos respondieron dejando inmediatamente sus redes de pesca a un lado, dejando atrás lo que era su medio de sustento y siguiendo al Señor.
Hoy, Jesús nos está diciendo esas mismas palabras a usted y a mi: “síganme, ¡y yo les enseñaré cómo pescar personas!” ¿Cómo entonces, puede usted llegar a ser un pescador de personas?
1. Vaya donde los peces (las personas) estén
¡Pescar sería fácil si pudiéramos poner una cesta junto al agua y hacer que los peces salten en ella! Pero así no es como funciona. Usted debe meterse en el agua, o ir en un bote y alejarse de la orilla. Si usted es pescador, usted vive cerca del mar y pasa su tiempo allí.
¿Está usted yendo a donde están los "peces"? Si usted solo pasa tiempo con otros cristianos, tendrá pocas oportunidades de interactuar con los no creyentes. Escoga intencionalmente actividades o pasatiempos que le pongan en contacto con personas de su vecindario o comunidad. Cultive amistades y relaciones en un círculo más amplio de personas, y tendrá más oportunidades para ir a "pescar".
2. Arroje sus redes
Para Pedro y Andrés no fue suficiente llevar su bote al centro del lago. Para atrapar peces, tuvieron que lanzar sus redes al agua.
Para nosotros, "arrojar nuestras redes" significa llevar el mensaje a otros. Hay muchas maneras de compartir el evangelio. Podemos decirle a la gente verbalmente, repartir folletos del Evangelio, compartir con amigos e incluso con extraños por correo electrónico o por Internet.
Además de esto, debemos vivir nuestras vidas de una manera que demuestre la verdad que hablamos. Jesús dijo: “De la misma manera, dejen que sus buenas acciones brillen a la vista de todos, para que todos alaben a su Padre celestial." (Mateo 5:16) Nuestras buenas acciones son vivir el evangelio. Cuando, por el poder del Espíritu Santo, amamos y cuidamos a los demás, mostramos que el evangelio tiene el poder de cambiar vidas; y otros querrán lo que tenemos.
3. Obedezca al Señor
En Juan 21, después de su resurrección, Jesús se acercó a algunos de los discípulos, quienes habían infructuosamente intentado pescar toda la noche. Él les dijo que arrojaran sus redes al otro lado del bote, un acto que no parecía tener sentido, pero que trajo una gran captura.
Mientras camina de cerca con Dios, usted puede sentir que Su Espíritu le guía a hablarle alguien acerca de Él. O bien Él, puede guiarle a regalar algo valioso, o a amar a alguien; en fin, a hacer algo inusual que Dios pueda usar para que alguien le llegue a conocer.
4. Camine con Jesús
Durante los tres años del ministerio terrenal de Jesús, los discípulos hicieron todo con Él: caminaron, conversaron y comieron con Él. Ellos no solo escucharon Sus palabras, sino que observaron e imitaron la Palabra Viviente. Esto (y el Espíritu Santo) les preparó para llevar el evangelio hasta los confines de la tierra.
Jesús nos dijo en Juan 15:4: “Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes. Pues una rama no puede producir fruto si la cortan de la vid, y ustedes tampoco pueden ser fructíferos a menos que permanezcan en mí.” La palabra “permanezcan” significa estar conectados.
Aunque hoy no tenemos a Jesús en carne y hueso, Él nos dice en Juan 16:7 (NVI) "Pero les digo la verdad: Les conviene que me vaya porque, si no lo hago, el Consolador no vendrá a ustedes; en cambio, si me voy, se lo enviaré a ustedes." A través de la presencia del Espíritu Santo, ¡NOSOTROS podemos caminar con Jesús todos los días!
(Asegúrese de leer nuestros artículos sobre el Espíritu Santo para aprender acerca de este ingrediente importante de su vida cristiana).
Entonces, de acuerdo al llamado de Jesús, ¿está usted dispuesto a hacer lo que hicieron los discípulos, y hacer de la pesca de hombres su máxima prioridad y su verdadera vocación? Al considerar y actuar según estos principios, el Señor Jesús puede convertirle en un verdadero "pescador de personas" para Su gloria.
Ore esta semana:
Señor Jesús, ¿en qué estoy fallando? ¿Dónde debería arrojar mi red para poder ayudar a que alguien te conozca?
¿Ha podido alcanzar a alguien más para Jesús? ¡Siempre nos anima escuchar otros testimonios! Compártanos el suyo.