Cuando "Nunca" Es una Buena Noticia
Jesucristo nos promete vida eterna en el cielo.
Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá aún después de haber muerto. Todo el que vive en mí y cree en mí jamás morirá...
No sabía cuál de los dos estaba más lleno, el pollo relleno o yo. Quité los platos sucios de la mesa para entonces traer los postres. “¿Alguien quiere postre?”
“Nunca jamás voy a comer de nuevo,” dijo mi amigo. “Estoy tan lleno.”
“Nunca diga nunca.”, le dije.
El hecho es que ninguno de nosotros debemos decir nunca. No sabemos qué nos va a traer la vida, cómo las situaciones van a resultar o aún, cómo cambiaría nuestra perspectiva.
Pero existe El que dijo nunca. Y cuando Él lo dijo, la eternidad abrió brillando de alegría. Cuando Él dijo nunca, nuestras vidas cambiaron. Nuestros mañanas se volvieron encantadores. Y al decir nunca, Él nos reveló que el secreto de nuestro futuro era inmensamente hermoso.
Veamos aquí donde Jesús dijo nunca:
“Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá aún después de haber muerto. Todo el que vive en mí y cree en mí jamás morirá.” (Juan 11:25-26)
No importa lo que el gobierno de su país hace, como cambia el país, como se oscurece el mundo, cuánta violencia enfrentamos, o qué problemas nos mantienen despiertos durante la noche, nada de eso importa porque Jesús dijo nunca.
Nuestro cuerpo puede debilitarse, tomar nuestro último respiro y nuestro corazón puede dejar de latir, pero no es el fin. Jesús lo dijo. Su promesa es que nuestro espíritu nunca muere. Y si, nosotros podemos decir nunca. Y también podemos decir que el cielo siempre nos espera.
¿Cree usted en Cristo para poder participar de Su promesa de nunca?
¿Desea usted saber lo que será la vida eterna en el cielo?
Veamos aquí comentarios acerca del cielo encontrados en la Biblia:
Pregunta: ¿Cómo describe la Biblia los cuerpos glorificados que poseeremos en el cielo?
Respuesta: Aunque la Biblia no describe en detalle los cuerpos glorificados que recibiremos en el cielo, sabemos que serán como el cuerpo resucitado de Jesús. Nuestros cuerpos humanos son descritos en 1 Corintios 15:42-53 como perecederos, sin honra y débiles, todo debido al pecado. Nuestros cuerpos glorificados en la eternidad serán imperecederos, honorables y poderosos.
Así como nuestros cuerpos terrenales están perfectamente diseñados para la vida en la tierra, nuestros cuerpos resucitados estarán adaptados para la vida en el cielo. Tendremos forma y solidez al tacto, pero sin obstáculos para viajar (Juan 20:19,26; Lucas 24:39).
Podremos disfrutar de la comida, pero no será una necesidad para nutrirnos ni para suplir algún deseo carnal (Lucas 24:40-43).
Y como Moisés y Elías, podremos descansar en la gloria de nuestro Creador en el compañerismo de su Hijo amado (Mateo 17:2-3; Filipenses 3:10).
Los cuerpos que heredaremos serán más como lo que originalmente Dios nos creó a ser, en vez de lo que ahora vivimos a través de la debilidad de nuestra carne pecaminosa. Seremos glorificados con Cristo, y esta gloria se extenderá a los cuerpos que habitaremos.
- Creyente, déjeme decirle quién es usted:
- Usted es el actual poseedor de la vida eterna.
- Usted es amado gracias a Cristo.
- Usted es sellado por el Espíritu Santo.
- Usted está destinado a “sentarse con Abraham, Isaac y Jacob” (Mateo 8:12) nunca a perecer o de ser arrebatado de Sus manos (Juan 10:27-30).
Ore esta semana:
Señor Amado,
Gracias por tu promesa de vida eterna y por decir ‘nunca’ a la muerte. Estoy ante ti con gran alegría y te alabo por tu bondad. Ayúdame a creer en este día y dame la valentía de compartir tus Buenas Nuevas con mis amigos y familiares para que ellos puedan unirse a nosotros en la eternidad contigo. Te lo pido en el nombre de Tu Hijo Jesucristo, Amén.
¿Está usted seguro de que pasará su eternidad con Jesús en el cielo?