Dios nos creó en un mundo impresionante y magnífico. Él se aseguró que no estuviéramos solos sino que tuvieramos relaciones con los demás. Él nos hizo capaces de apreciar la sabiduría en Su creación. Su melodía, textura, fragancia, sabor y espectáculo nos impresiona a cada uno de nosotros. Nuestra rebelión contra Su amor le dio la oportunidad suprema de expresarlo hacia nosotros de una manera que pudiésemos entender. Lo hizo al entrar a nuestro mundo, llevando nuestra carne y cargando nuestra maldición. Él tiene todo el derecho a quejarse: “...ellos conocieron a Dios pero no quisieron adorarlo como Dios ni darle gracias”. (Romanos 1:21) En cambio, a aquel... “que no invoca mi nombre, le dije: «¡Aquí estoy!» Todo el día extendí mis manos hacia un pueblo rebelde, que va por mal camino, siguiendo sus propias ideas”. (Isaías 65:1b,2) “...Yo te he amado, pueblo mío, con un amor eterno. Con amor inagotable te acerqué a mí”. (Jeremías 31:3) Él nos amó lo suficiente para no dejarnos viviendo “en este mundo sin Dios y sin esperanza”. (Efesios 2:12)

Tres grandes ideas pueden ayudar a transformar su acción de gracias y cómo usted le da gracias a Dios…

Reconozca que Dios nos da todo lo que tenemos

Dios siempre nos está recordando que Él no nos ve de la manera que otros lo hacen. Él mira el corazón. Cuando nuestra lealtad está dividida es que fallamos en confiar en Dios. Dios quiere que confiemos en que Él proveerá lo que necesitamos. “Pues, ¿qué derecho tienen a juzgar así? ¿Qué tienen que Dios no les haya dado? Y si todo lo que tienen proviene de Dios, ¿por qué se jactan como si no fuera un regalo?”. (1 Corintios 4:7)

Recuerde que Dios nos creó para Su Gloria

El "plan maravilloso" es para nosotros. Pero no se trata de nosotros. Jesús mismo es el centro del plan de Dios. “Traigan a todo el que me reconoce como su Dios, porque yo los he creado para mi gloria. Fui yo quien los formé”. (Isaías 43:7) “Y toda lengua declare que Jesucristo es el Señor para la gloria de Dios Padre”. (Filipenses 2:11) Jesús vino a salvarnos para que pudiéramos vivir para Él: “Él murió por todos para que los que reciben la nueva vida de Cristo ya no vivan más para sí mismos. Más bien, vivirán para Cristo, quien murió y resucitó por ellos”. (2 Corintios 5:15)

Reconozca que Dios hace todo para nuestro bien

¿Si el propósito de Dios es mucho más importante que yo, significa esto que no le importa si sufro, siempre y cuando Su propósito se cumpla? No. Significa que Él está dispuesto a retrasar lo que Él quiere: esto es que usted y yo, “estén conmigo donde yo estoy. Entonces podrán ver toda la gloria que me diste...”. (Juan 17:24) Dios quiere que seamos pacientes porque Él es paciente (2 Pedro 3:15). Él es paciente porque quiere que no tan sólo nosotros sino “que todos se salven y lleguen a conocer la verdad”. (1 Timoteo 2:4)

El pasaje en 2 Corintios 4:7-5:20 lo resume todo. Incluso las luchas de la vida están destinadas a mostrar Su poder y nuestra fe. Tenemos mucho que anticipar: “Todo esto es para beneficio de ustedes, y a medida que la gracia de Dios alcance a más y más personas, habrá abundante acción de gracias, y Dios recibirá más y más gloria”. (2 Corintios 4:15) Si no tenemos nada y no podemos hacer nada sin Él, si nuestro propósito total es aprovecharle al máximo, y si la totalidad de Su propósito es lo que es mejor para nosotros, verdaderamente podemos dar gracias de todo corazón a Dios, pase lo que pase.