Ejemplos Bíblicos de Confesión
¿Por qué es importante confesar sus pecados correctamente a Dios?
..los que se exaltan a sí mismos serán humillados, y los que se humillan serán exaltados.
Si alguien menciona “confesiones verdaderas”, qué es lo primero que viene a su mente? Si usted es como la mayoría de las personas, ¡puede haber sentido la necesidad de confesar sus pensamientos enseguida! Escuchar las confesiones de otras personas puede que le de un momento de placer prohibido. Ellos hicieron trampa en un examen, pero usted no; ¿eso le hace sentir mejor? Otra persona tuvo una relación extramarital y usted es la única persona que lo sabe. Ahora que usted sabe que su vecino ha estado robando dinero de su empresa, eso explica cómo puede pagar mejores cosas que las que usted tiene. Todo esto dificulta que aprendamos de la confesión de otra persona, porque los pensamientos egoístas se interponen. Las reacciones como estas son malas y están centradas en nosotros mismos.
Si tan solo hubiera un patrón o ejemplo que pudiéramos seguir para aprender cómo es una confesión genuina. Afortunadamente, la Biblia nos da numerosos ejemplos; buenos y malos.
Mal ejemplo - 1: El Rey Saúl
Saúl fue el primer rey de Israel. Él lucía como un hombre humilde cuando fue escogido (1 Samuel 9:21). Él se convirtió en un poderoso y decisivo líder (1 Samuel 11:13), pero se volvió descuidado (1 Samuel 13:13; 15:11) y celoso de la popularidad de David (1 Samuel 18:8). En una ocasión, David confrontó al rey, preguntándole por qué lo perseguía, si no había hecho nada malo. Saúl confesó, “He pecado. Hijo mío, vuelve a casa, y ya no trataré de hacerte daño, porque hoy has valorado mi vida. He sido un tonto, y he estado muy, pero muy equivocado.” (1 Samuel 26:21). Sin embargo, en el capítulo siguiente, David continúa viendo a Saúl como una amenaza (1 Samuel 27:1).
Mal ejemplo - 2: Judas
Después de entregar a Jesús a los líderes judíos, Judas se sintió arrepentido y regresó a confesar que había hecho mal. “Cuando Judas, quien lo había traicionado, se dio cuenta de que habían condenado a muerte a Jesús, se llenó de remordimiento. Así que devolvió las treinta piezas de plata a los principales sacerdotes y a los ancianos.
—He pecado —declaró—, porque traicione a un hombre inocente. —¿Qué nos importa? —contestaron—. Ese es tu problema. Entonces Judas tiró las monedas de plata en el templo, salió y se ahorcó.” (Mateo 27:3-5) Judas se arrepintió de su decisión de traicionar a Jesús. Incluso devolvió el dinero y admitió la inocencia de Jesús. Pero los sacerdotes no fueron capaces de manejar su culpa, y Judas perdió toda esperanza.
Buen ejemplo - 1: El Recaudador de Impuestos.
Jesús había contado una historia a algunos líderes religiosos: “Dos hombres fueron al templo a orar. Uno era fariseo, y el otro era un despreciado cobrador de impuestos. El fariseo, de pie, apartado de los demás, hizo la siguiente oración: “Te agradezco, Dios, que no soy un pecador como todos los demás. Pues no engaño, no peco y no cometo adulterio. ¡Para nada soy como ese cobrador de impuestos! Ayuno dos veces a la semana y te doy el diezmo de mis ingresos”. En cambio, el cobrador de impuestos se quedó a la distancia y ni siquiera se atrevía a levantar la mirada al cielo mientras oraba, sino que golpeó su pecho en señal de dolor mientras decía: “Oh Dios, ten compasión de mí, porque soy un pecador.” (Lucas 18:10-13) En la historia, el fariseo claramente creyó que él era mejor en comparación con otros hombres a quienes consideraba como pecadores. Él era conocido por sus buenas acciones. El recaudador de impuestos, en contraste, no se comparaba a sí mismo con los demás. Él fue directamente al punto importante del asunto: Él pecaba porque era pecador y estaba verdaderamente afligido por eso. Pero aún tenía esperanza en la naturaleza compasiva de Dios.
Buen ejemplo - 2: El Hijo Pródigo
La naturaleza compasiva de Dios es el tema de otra de las historias de Jesús. Un hijo, valientemente, le pide a su padre la herencia (en vida) que él espera recibir luego de su padre fallecer. Fue una petición profundamente ofensiva e hiriente, especialmente ya que abandonó a la familia inmediatamente después de recibirla. Luego de despilfarrar todo lo que se le había dado, su situación desesperada le recordó acerca de las ventajas que tenía el estar en la casa de su padre. Él sabía que había perdido su herencia y su posición de hijo, por lo que decidió:
“Volveré a la casa de mi padre y le diré: ‘Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de que me llamen tu hijo. Te ruego que me contrates como jornalero.” (Lucas 15:18-19)
La confesión del hijo reveló que él entendía en lo que se había convertido. El reconoció su ofensa contra Dios y la ofensa contra su padre. Él sabía también que estaba pidiendo más de lo que se merecía.
Pero el padre, que había estado esperanzado de que su hijo regresara, le sorprendió diciendo: “Tenemos que celebrar con un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ahora ha vuelto a la vida; estaba perdido y ahora ha sido encontrado.” (Lucas 15:23-24)
Esta historia sirve como un ejemplo dramático de por qué podemos tener la confianza que: “...recibiremos su misericordia y encontraremos la gracia que nos ayudará cuando más la necesitemos.” (Hebreos 4:16) El rey David lo entendió (2 Samuel 24:10-14) y esto fue lo que le llevó a confesar totalmente y a alejarse de su pecado. Pero Saúl y Judas permitieron que el orgullo y el miedo les impidieran hacerlo.
Cuando le pida perdón y restauración a Dios luego de haber tropezado, piense en estos cuatro ejemplos para que le ayude a entender las actitudes equivocadas que usted desea evitar, y las actitudes correctas que usted quiere adoptar.
Ore esta semana:
Gracias Jesús por tu misericordia que está disponible para mí, porque sé que me entiendes, pues te dejaste tentar y permaneciste sin pecado y por la gracia que toda tu vida me muestra.