Ejemplos Bíblicos de Devoción a Dios: Nehemías
¿Qué significa ser servidor del Altísimo?
«Señor, te suplico que escuches nuestra oración, pues somos tus siervos y nos complacemos en honrar tu nombre. Y te pido que a este siervo tuyo le concedas tener éxito y ganarse el favor del rey». En aquel tiempo yo era copero del rey
El libro de Nehemías es la verdadera historia de cómo Jerusalén fue reconstruida después de que los judíos regresaron de la cautividad en Babilonia. Se trata de liderazgo, trabajo duro y organización. El mismo muestra a un servidor que entendió su propio rol y no se permitió desanimarse ni distraerse de su misión.
Dirección para los Desanimados
Las críticas al proyecto de reconstrucción intentaron desanimar a Nehemías del trabajo. A Nehemías le acusaron de que su verdadera misión era rebelarse contra el rey Artajerjes. Si hubieran logrado que el liderazgo de Persia lo creyera, todo se habría perdido. Nehemías escribió, "En realidad, lo que pretendían era asustarnos. Pensaban desanimarnos, para que no termináramos la obra.” Nehemías les confrontó en su respuesta, pero dirigió su principal enfoque al Señor: "Y ahora, Señor, ¡fortalece mis manos!" (Nehemías 6:9 NVI)
Dirección para los que Dudan
Nehemías habla sobre la burla, las críticas y los desafíos que encontró. Él escribe sus oraciones con sus propios comentarios. Vea aquí uno: “Escúchanos, Dios nuestro, porque se burlan de nosotros. ¡Que sus burlas recaigan sobre sus propias cabezas…” (Nehemías 4:4)
Pero para que no tengamos la impresión de que fue una victoria fácil o que su pueblo tenía una fe inquebrantable, él admite lo siguiente: "Entonces el pueblo de Judá comenzó a quejarse: 'Los trabajadores se están cansando, y los escombros que quedan por sacar son demasiados. Jamás podremos construir la muralla por nuestra cuenta'." (Nehemías 4:10) Nehemías también informa la estrategia que él y el pueblo usaron para protegerse. No debemos suponer tampoco que su éxito se debió a su inteligencia. Nehemías señala que fue Dios quien frustró los planes de sus enemigos: “Cuando nuestros enemigos se enteraron de que conocíamos sus planes y que Dios mismo los había frustrado, todos volvimos a nuestro trabajo en la muralla.” (Nehemías 4:15)
Dirección para los Distraídos
Nehemías trató con una sorprendente variedad de problemas secundarios. Además de las burlas, acusaciones y amenazas de los enemigos, él tuvo que corregir o manejar:
- Una nobleza indiferente (Nehemías 3:5),
- Opresión de los ricos a los pobres (Nehemías 5:1-13),
- Asuntos concernientes a la genealogía y la herencia (Nehemías 7:5-65),
- Un sorteo para aliviar la superpoblación dentro de las murallas de la ciudad (Nehemías 11:1-2),
- El desalojo de un enemigo que ocupaba una habitación en el templo (Nehemías 13:4-9),
- La gente reteniendo los salarios de los Levitas (Nehemías 13:10-14),
- El pueblo profanando contra el Sábado (Nehemías 13:15-22), y
- Matrimonios mixtos con personas paganas (Nehemías 13:23-28).
La actitud de Nehemías hacia las distracciones de su llamado se puede resumir en su respuesta a los intentos iniciales de desviar su atención: “Estoy ocupado en una gran tarea, así que no puedo ir. ¿Por qué habría de dejar el trabajo para ir a encontrarme con ustedes?” (Nehemías 6:3) Como resultado, la muralla se terminó rápidamente: "Así que… a los cincuenta y dos días después de comenzar la obra, se terminó la muralla." (Nehemías 6:15) Esta fue una gran victoria y una defensa importante de los enemigos afuera de las puertas.
Aún así, la preocupación de Nehemías por enderezar estos problemas internos, muestra que él sabía que la mayor amenaza de su pueblo estaba dentro de esas puertas. El desprecio por el gobierno de Dios era lo que había traído la destrucción y el cautiverio de Jerusalén a Babilonia. La gente de Nehemías necesitaba que se le recordara que este tipo de indiferencia es más que una distracción. En realidad, es rebelión contra el gobierno de Dios. Él reconoció a Dios que: “Hemos pecado grandemente, y nos diste solo lo que merecíamos. Nuestros reyes, líderes, sacerdotes y antepasados no obedecieron tu ley ni prestaron atención a las advertencias de tus mandatos y leyes.” (Nehemías 9:33-34)
Piense en lo que la gente de Nehemías logró bajo su liderazgo. ¿No es sorprendente que un sirviente doméstico se convirtiera en un líder tan significativo? Su trabajo era esperar al rey, sirviendo y probando sus bebidas. ¿Cómo entonces, Nehemías logró desarrollar tal autoridad, pensamiento preciso e iniciativa? Nehemías pudo haber sido un sirviente, pero él era el servidor de un rey de reyes: Artajerjes I, gobernante del imperio mundial persa, que abarcaba los reinos de Egipto, Asiria, Babilonia y gran parte de Asia Menor. El primer capítulo del libro de Nehemías cierra con una nota de que él era copero del rey, pero cuando él oraba, no lo hacía como un sirviente de Artajerjes, sino como un siervo de Dios.
“Y te pido que a este siervo tuyo le concedas tener éxito” (Nehemías 1:11 NVI)
Sería útil para cualquier creyente que esté buscando dirección y sabiduría de Dios, el estudiar las breves oraciones de Nehemías a lo largo de su libro. Él fue un líder que nunca olvidó que Dios era la fuente de su autoridad y su éxito. Esto me recuerda a Mateo 8:9, en el cual un centurión Romano hizo una declaración similar a Jesús mismo. Era un hombre "bajo la autoridad" pero tenía autoridad propia por eso. Si está dispuesto a humillarse lo suficiente como para adoptar la identidad de un siervo de Dios como Nehemías, verá la gran dignidad que conlleva ser siervo del Rey de Reyes. ¡Qué le de la confianza de Nehemías de que Dios le permitirá hacer todo lo que Él le llame a hacer!
Ore esta semana:
Padre, me humillo ante ti. Tu misión es lo que importa. Muéstrame como agradarte.
¿Quiere ideas sobre cómo orar acerca de su trabajo?