"Hay un segundo mandamiento que es igualmente importante: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.
Cuando Jesús citó Levíticos 19:18, Él no estaba enseñándonos a amarnos a nosotros mismos. Al afirmar que ya nos amamos a nosotros mismos, Él estaba usando la calidad de ese amor ya existente por nosotros mismos, para enseñarnos cómo amar a otros. Una persona que realmente ama, está totalmente enfocada en el bienestar del ser amado. Veamos tres maneras en que la actitud que tenemos hacia nosotros mismos cambia cuando Dios nos da un nuevo corazón (Salmos 51:10) donde ha derramado Su amor (Romanos 5:5).
1. Practique el arrepentimiento: La culpa trae vergüenza y desesperanza.
A la misma vez que Dios está obrando a través de las cosas que le suceden para conformarle a la imagen de Cristo (Romanos 8:28-29), también el mundo está tratando de forzarle a usted a conformarse a él (Romanos 12:2). Una de las maneras en que usted es conformado al mundo actual es a través de un razonamiento sutil destinado a hacerle, que con arrogancia, ignore a Dios y su obligación de obedecerle. (2 Corintios 10:5) A menudo, la sabiduría de este mundo aconseja dos reacciones igualmente dañinas a los sentimientos de culpa. Podemos excusarlas etiquetándolas como “falsa culpa”, o podemos culpar a otros (padres, maestros, u otra autoridad) por esos sentimientos de culpa. “El corazón humano es lo más engañoso que hay, y extremadamente perverso. ¿Quién realmente sabe qué tan malo es?” (Jeremías 17:9) Los sentimientos de culpa usualmente se deben a una culpabilidad real. Nuestra nueva naturaleza continua batallando con la vieja naturaleza, (Gálatas 5:17) y aún pecamos. Obedecer a Dios, (y amarnos a nosotros mismos como Dios quiere), significa confesar y estar de acuerdo con Dios sobre nuestro pecado. (1 Juan 1:7-9)
2. Practique la humildad: No queremos ser juzgados por nuestras acciones.
Una autoimagen enfermiza tiende a saltar de un lado a otro entre la desesperanza de la culpa y el orgullo del éxito. Espiritualmente hablando, usted está en una de dos categorías. Si está “en Adán”, usted está destinado a ser juzgado por sus actos, y perecerá. Su está en Cristo, usted ha sido imputado con Su perfección y destinado para la vida eterna (1 Corintios 15:22; 2 Corintios 5:21). El adaptar el plan de Dios para conformarle a usted a la imagen de Cristo (Romanos 8:28-29 de nuevo) significa hacer la voluntad de Dios (la exaltación de Cristo, no la suya) la prioridad de su vida. (Mateo 5:16; Lucas 22:42; Filipenses 2:5-9)
3. Acepte la verdad de Dios: ¡Tenemos valor para Dios!
Busque a Jesús para encontrar su identidad. Para evitar estar saltando de un lugar a otro entre el orgullo y la vergüenza, enfóquese en Dios mismo. Él quiere que todas las personas en todas partes se alejen del pecado y la vida egocéntrica, (Hechos 17:30), y encuentren seguridad en la afirmación de Jesús en la cruz: “¡Consumado es!” (Juan 19:30) Su pecado ha sido pagado. La vida sin pecado de Cristo le ha sido imputado a usted.
Tener autoestima significa tener valía. Valorarse a usted mismo, sin tomar en cuenta lo que Dios dice o quiere para nosotros, es idolatría. Por otro lado, la inversión de Dios en usted es total. Él ha invertido Su imagen en usted (Génesis 1:27). Él ha invertido Su sangre en usted (Hechos 20:28). Él no se avergüenza de llamarnos Sus hijos, hermanos y hermanas en Cristo (Hebreos 2:11-13; 1 Juan 3:11). ¿Traerá dividendos Su inversión en usted?
Ore esta semana:
Padre, confieso que he ido por mi propio camino como una oveja descarriada. No tengo confianza en mis propios esfuerzos sólo en lo que Jesús ha hecho por mí. Muéstrame Su camino, y ayúdame a seguirlo. Oro en el nombre de Jesús, Amén.