Avanzo hasta llegar al final de la carrera para recibir el premio celestial al cual Dios nos llama por medio de Cristo Jesús.
Cuando usted está viendo la Copa Mundial, ¿usted grita, canta, o le grita a los árbitros? ¿Disfruta el furor de adrenalina de la competencia?
¿Los juegos y torneos traen lo mejor de usted? ¿Hay algunos aspectos de competir, que pueden ser negativos? Este verano, las naciones tienen sus ojos y corazones enfocados en un campeonato de fútbol en particular. Hay muchas lecciones espirituales que se pueden aprender cuando consideramos los elementos específicos de la Copa Mundial.
Una Meta Clara
En la Copa Mundial, cada país quiere regresar a casa como héroes nacionales y el mejor equipo de fútbol en la tierra. Los equipos entrenan por cuatro años con ambiciones intensas. ¿Cómo ve usted el éxito en su vida? ¿Tiene usted metas que está tratando de lograr? Mucha gente no reconoce su propósito en la vida, y consecuentemente se ajustan a los modelos del mundo. A usted se le ha dado una nueva identidad y una visión convincente para su vida en Jesús. El apóstol Pablo, escribe: “Pues somos la obra maestra de Dios, Él nos creó de nuevo en Cristo Jesús, ha fin de que hagamos las cosas buenas que preparó para nosotros tiempo atrás”. (Efesios 2:10) Dios está con usted, y también va delante de usted preparando oportunidades únicas solo para usted. Cada día es un regalo de Dios, y usted tiene habilidades increíbles y situaciones oportunas que Él le ha dado para que usted pueda hacer una diferencia en este mundo. Ayudar a un huérfano o a una viuda puede ser mucho más significante ante los ojos de Dios, que jugar en la Copa Mundial. Cuando diariamente, su gran objetivo sea el ser fiel a Jesús, Dios hará obras maravillosas a través de usted y muchas vidas serán transformadas. Dios le dará todo lo que necesita para lograr lo que que Él le pide que haga.
Una Nueva Fortaleza
Muchos atletas intentan ser autosuficientes. Ellos no tienen ninguna fuente de poder superior a la que pueden reunir ellos mismos. Es común ir por la vida con la ilusión de autosuficiencia. La gente deja de reconocer a Dios como el dador de la vida y el talento. Se hincha el orgullo, los egos crecen y abunda la jactancia. ¿Existe una opción diferente? La verdad es que, usted no puede lograr, por sí mismo, las tareas que Dios le dio. Pero si lo puede lograr confiando en Dios para que le de la perseverancia, la paciencia, la esperanza, las ideas y el amor que usted realmente necesita. Jesús dijo, “Ciertamente, yo soy la vid; ustedes las ramas. Los que permanecen en mí y yo en ellos producirán mucho fruto porque, separados de mí, no pueden hacer nada.” (Juan 15:5)
¿Continúa usted tratando de tener el control, o le ha dado las riendas completas de su vida a Jesús? No espere más. Tome, hoy mismo, en este momento, la decisión de honrar a Jesús en cada aspecto de su vida y pídale a Dios que le ayude a vivir confiando en Él. Jesús es la fuente de su fuerza. No hay meta más grande en la vida que glorificarle.
Un Cambio de Actitud
En una competencia, todos los participantes quieren ganar. Cuando hay un título o un trofeo de por medio, la motivación es mucha. Incluso los niños, quieren ganarle a los oponentes y llegar en primer lugar. Sin embargo, en el campo, hay diferentes lineamientos en comparación a otras áreas de la vida. Un peligro de la competencia, es que puede promover una actitud de, “Primero Yo.” El orgullo puede destruir familias, amistades y ambientes de trabajo. Jesús nos modela una vida de humildad. Mateo, escribe: “Pues ni aun el Hijo del Hombre vino para que le sirvan, sino para servir a otros y para dar su vida en rescate por muchos” (Mateo 20:28). Su actitud debe ser la misma de Jesús, buscando maneras de ayudar a los demás y poniendo a los otros primero que nosotros. El amor real, sacrifica, sirve, y es marcado por la generosidad.
Diariamente existe una competencia entre el bien y el mal, Dios y el diablo y la luz contra las tinieblas. Cuando usted se pone como primer meta, el ser fiel a Jesús, el depender del Espíritu Santo y el buscar servirle a los demás, usted siempre ganará. Usted puede confiar en Dios declarando: "¡Pero gracias a Dios! Él nos da la victoria sobre el pecado y la muerte por medio de nuestro Señor Jesucristo." (1 Corintios 15:57)
Ore esta semana:
Dios, quiero depender de ti completamente. Tú eres la vid; yo soy las ramas. Quiero permanecer en ti y extraer todo de ti, sin tratar de hacer nada por mi propio poder. Soy impotente. Lléname con tu Espíritu para salir y servir a otros en el nombre de Jesucristo. ¡Te amo! Amén.
¿A quién le puede usted servir esta semana?