No es un secreto que vivimos en un mundo de pecado. ¡El pecado está dondequiera, desde la infidelidad en las relaciones, hasta el engaño, la mentira o el robo! Este pecado arruina nuestra vida y nos destruye.

Sin embargo, aunque vivimos en un mundo de pecado, ¡Dios es suficientemente poderoso para perdonarnos! Pero, ¿por qué habría de perdonarnos? ¿Y cómo lo hace? Veamos tres fundamentos para entender el perdón de Dios para sus pecados.

Dios Es el Creador Omnipotente

La Biblia nos enseña que con Su sabiduría y poder, Él creó la tierra y desplegó los cielos (Jeremías 10:12). Los profetas lo alabaron. Dios dijo: “¡Yo soy Poderoso!” (Salmo 62:11) y “¡Oh Señor Soberano!Hiciste los cielos y la tierra con tu mano fuerte y tu brazo poderoso. ¡Nada es demasiado difícil para ti”! (Jeremías 32:17). El Señor dice de Sí mismo: “Yo soy el Señor, que hizo todas las cosas; yo solo extendí los cielos. ¿Quién estaba conmigo cuando hice la tierra?” (Isaías 44:24) Él creó todas las cosas buenas, según Su propia valoración - perfectas, como Él mismo, sin pecado.

Dios No Puede Tolerar el Pecado

Pero la gente pecó. Y como Dios “no soporta ver la maldad” (Habacuc 1:13a), el pecado separó al ser humano de Dios. Este es el orden natural de la Creación, tal como la oscuridad no puede existir en la presencia de una luz brillante. Cuando usted sabe que ha hecho mal y está desconectado de su Creador, “Son sus pecados los que los han separado de Dios. A causa de esos pecados, él se alejó y ya no los escuchará”. (Isaías 59:2)

Él Es Suficientemente Poderoso Para Declararle Inocente

En Éxodo 34:5-7, Dios declara que Él es un juez justo. Así como Él es misericordioso y paciente con Su pueblo, Él también tiene el poder para castigar a aquellos que pecan. “Pero si confesamos nuestros pecados a Dios, él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.” (1 Juan 1:9). En Su gran amor, Él “es misericordioso y perdonador, a pesar de habernos rebelado contra él.” (Daniel 9:9)

Dios promete este milagro a través de Cristo Jesús solamente. Cuando usted cree en Él, usted puede orar: “Contra ti y solo contra ti he pecado; he hecho lo que es malo ante tus ojos. Quedará demostrado que tienes razón en lo que dices y que tu juicio contra mí es justo”. (Salmo 51:4)... “Purifícame de mis pecados, y quedaré limpio; lávame, y quedaré más blanco que la nieve”. (Salmo 51:7) No importa su pecado o vergüenza, no importa quién haya venido contra usted, podemos confiar en Su poder para “evitar que caigan, y para llevarlos sin mancha y con gran alegría a su gloriosa presencia… ¡Toda la gloria, la majestad, el poder y la autoridad le pertenecen a él desde antes de todos los tiempos, en el presente y por toda la eternidad! Amén”. (Judas 24-25)