Las Palabras de Dios: Dominio Propio
Palabras que transforman vidas.
En cambio, la clase de fruto que el Espíritu Santo produce en nuestra vida es: amor, alegría, paz, paciencia, gentileza, bondad, fidelidad, humildad y control propio. ¡No existen leyes contra esas cosas!
¿Ha conocido usted alguna vez a una persona realmente fuerte, físicamente? Yo tengo un hijo y un yerno que son muy, muy fuertes. Ellos levantan pesas y hacen mucho ejercicio para fortalecer su cuerpo. Por lo que, cuando tengo que mover cosas muy pesadas, usted se puede imaginar a quién le pido ayuda. La frase “dominio propio” proviene de una palabra que significa “fuerza” o “ser fuerte”. Sin embargo, esto no se refiere a fuerza física, sino a fuerza espiritual. Cuando alguien está ejerciendo el “dominio propio”está permitiendo que su vida sea controlada por el Espíritu de Dios. Siempre habrá cosas que ocurren en nuestra vida que nos provoquen enojo; esto hará que reaccionemos de una forma que a Dios no le agrada. Ahí es donde el atributo del “dominio propio” realmente nos ayuda. Nos previene de decir o hacer algo de lo cual nos podamos lamentar.
A veces me siento un poco indefenso, ¿qué puedo hacer para tener este autocontrol?
¿Alguna vez ha visto usted a un atleta realmente bueno? Lo que les ayuda a tener un alto nivel de desempeño juego tras juego, es que están constantemente entrenando, siempre manteniendo su cuerpo en forma, y siempre practicando su deporte para mantenerse desarrollando sus destrezas. Vigilan lo que comen y a la hora que se acuestan a dormir. Ser un buen atleta requiere mucho trabajo duro y autodisciplina. Requiere mantenerse realmente enfocado en lo que se está haciendo. Desarrollar dominio propio es igual. Éste viene del desarrollo de la autodisciplina en nuestras vidas.
Tengo un nieto que es un gran atleta. Para desarrollar sus habilidades, él practica cerca de cuatro horas al día después de ir a la escuela. Él es muy bueno. De la misma forma, el dominio propio es algo en lo que tenemos que trabajar todos los días:
- vigilando nuestras palabras,
- disciplinándonos para aprovechar nuestro tiempo y nuestras oportunidades al máximo,
- no reaccionando exagerada y/o súbitamente a las cosas,
- leyendo nuestra Biblia, y
- reuniéndonos regularmente con otros cristianos.
¿Y qué hace todo eso por mí?
Es simple. Ésto construye fortaleza espiritual en nuestra vida. Proverbios 25:28 dice lo siguiente sobre un hombre sin dominio propio:
“Una persona sin control propio es como una ciudad con las murallas destruidas.”
¡Qué gran ejemplo! Esto nos da la imagen de una ciudad cuyas murallas han sido derribadas. Así es una persona sin dominio propio. No tiene defensa contra los momentos difíciles que pasarán en su vida. Se encontrará simplemente reaccionando a las cosas y luego tratando de recoger los pedazos de sus malas decisiones. A través de los años he podido dar mucha consejería matrimonial, y una de las cosas que es obvia es que los matrimonios que finalmente fracasan lo hacen porque uno o ambos de los componentes de la pareja falló en ejercitar el dominio propio en su vida. Simplemente gritaban a su pareja o a sus hijos. Estaban dispuestos a herir a las personas. Se enojaban y decían cosas muy hirientes. Tomaban malas y rápidas decisiones. ¿Por qué? Simplemente porque carecían de dominio propio.
¿Me puede dar un ejemplo de cómo esto puede funcionar de una manera práctica en mi vida?
Una de las mayores áreas en las cuales se necesita trabajar es la de proteger lo que decimos. Nuestra lengua es siempre el primer lugar en el que fallamos porque es muy fácil decir lo que no debemos cuando estamos frustrados o heridos. Simplemente reaccionamos y generalmente sin pensar. Es casi nuestra forma de vengarnos contra alguien. Santiago 3:5-6 habla tan claramente sobre esto cuando dice:
“De la misma manera, la lengua es algo pequeño que pronuncia grandes discursos. Así también una sola chispa puede incendiar todo un bosque. De todas las partes del cuerpo, la lengua es una llama de fuego. Es un mundo entero de maldad que corrompe todo el cuerpo. Puede incendiar toda la vida, porque el infierno mismo la enciende.”
Vigilar lo que decimos es una excelente manera de desarrollar la cualidad del dominio propio en nuestra vida. Tenemos que constantemente recordarnos a nosotros mismos que según ejercitamos el “dominio propio” en un área de nuestra vida, esto fortalecerá otras áreas también. Mi esposa siempre ha tenido un gran “dominio propio”. No recuerdo la última vez que la vi precipitarse o reaccionar súbitamente a algo. A través de los muchos años de nuestro matrimonio, su fortaleza se ha convertido en mi fortaleza. Qué bueno es saber que cuando somos fuertes en el Señor, Dios usará esa fuerza para ayudar a otros en sus áreas débiles también.
Ore esta semana:
Padre, ayúdame a guardar mis palabras y las actitudes que causan que esas palabras salgan de mi boca. Por favor, ayúdame a reflejar a Cristo en todo lo que yo diga.
¿Pensaría la gente que usted es cristiano por la forma en que habla?