Este artículo fue escrito por Andrew Palau.

Soy un hombre de segundas oportunidades. O para ser más exacto, soy un hombre de muchas segundas oportunidades. Dios me ha mostrado con amor, la plenitud de Su gracia, más veces de las que yo puedo recordar.

Aunque crecí en una gran familia cristiana, elegí seguir mi propio camino hasta que tuve veintitantos años. Fue entonces cuando Dios me dio una gran segunda oportunidad, revelándose a mí de una manera que solo Él podía orquestrar. Finalmente, a los 27, yo reconocí mi pecado y me arrepentí. El viejo hombre se había ido; ¡yo era una nueva creación!

Al final del 2009, Dios me dió otra enorme segunda oportunidad en la vida. Wendy, los niños y yo estábamos en nuestra visita anual en Jamaica, donde vive la familia de Wendy. Forzado a aterrizar sin visibilidad durante una tormenta, nuestro avión se estrelló en la pista hacia la orilla del mar. Un momento antes todo estaba como debía ser, todo ordenado y arreglado, y luego, literalmente en un abrir y cerrar de ojos, el ruido y el caos estallaron y, de repente todo se volvió oscuro y silencioso.

Cuando las luces de emergencia cobraron vida, vi a mis hijos saliendo de debajo de los paneles del techo, los cables y el equipaje. La silla para bebés de nuestra hija estaba boca abajo en el suelo. Ella estaba asustada pero a salvo, y la cargamos mientras tratábamos de caminar sobre las alas del avión hacia un lugar seguro. Mientras nos alejabamos de la zona de destrucción, el favor milagroso de Dios era innegable.

El pensamiento más vivo que pasó por mi mente en ese momento, fue la verdad obvia y simple de que la vida es breve. Dios no nos promete un mañana y por eso tenemos que aprovechar al máximo cada día. Cada decisión que tomemos, especialmente las que se refieren a dónde vamos a pasar la eternidad, son cruciales. Nosotros debemos pensar en estas preguntas hoy ... ahora.

Si usted tiene a Cristo en su vida y le conoce personalmente, esta verdad es para usted: el "viejo usted", quien usted era antes, se ha ido, y el nuevo ha llegado. ¡Le ha sido dada la mejor segunda oportunidad!

Pablo nos dice en 2 Corintios 5:17-21 que debido a esta transformación, estamos comprometidos con el ministerio de la reconciliación. Nosotros somos los embajadores de Cristo y ahora es el tiempo de recibir el favor de Dios, “el momento preciso es ahora, hoy es el día de salvación” (2 Corintios 6:2)

Dios nos dio este ministerio de reconciliación, el mensaje de que Él está reconciliando al mundo consigo mismo a través de Cristo. Él nos ha confiado este mensaje. ¡Aprovechemos al máximo ese privilegio!

Examine su vida ahora mismo. ¿Es usted pastor o jefe de una organización sin fines de lucro? Piense en su ministerio. Todos necesitamos identificar dónde y cómo estamos llevando conscientemente el mensaje de reconciliación de Dios. Él nos ha creado para estar en comunión con Él. A medida en que comenzamos a compartir intencionalmente con fe, empezaremos también a ver los milagros que Él está haciendo a nuestro alrededor. Crezcamos y sigamos adelante. Hagamos esto hoy. ¡No tenemos tiempo que perder!