¿Por qué Dios No Me Sana?
Lecciones sobre la sanidad de Dios a través de la vida de Pablo.
“Pero Él me dijo: «Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad». Por lo tanto, gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo. Por eso me regocijo en debilidades, insultos, privaciones, persecuciones y dificultades que sufro por Cristo; porque, cuando soy débil, entonces soy fuerte”.
Hay muchas maravillosas historias de sanidad en la Biblia. Jesús sanó a mucha gente de lepra, ceguera, cojera y otras dolencias. ¡Incluso levantó a Lázaro de entre los muertos!
Sin duda, también ha escuchado sobre Dios sanando gente hoy día. Dios aún escucha nuestras oraciones por sanidad y tiene el poder para sanar y hacer todo tipo de milagros.
Así que, usted podría estarse preguntando,“¿Qué hay de MÍ? Yo o alguien a quien amo, ha estado luchando con (nombre de la enfermedad) todos estos años. Y he orado por sanidad, he ayunado, he tenido gente que ha puesto sus manos sobre mí orando. Entonces, ¿por qué no he sido sanado?
Me temo que no hay respuesta fácil ni sencilla. Pero hay algunos principios que podemos aprender del ejemplo del Apóstol Pablo. Esperamos que los pueda encontrar alentadores.
1. Dios tiene un propósito.
Al comienzo de este mismo capítulo, leímos. “Aun cuando he recibido de Dios revelaciones tan maravillosas. Así que, para impedir que me volviera orgulloso, se me dio una espina en mi carne, un mensajero de Satanás para atormentarme e impedir que me volviera orgulloso”. (2 Corintios 12:7)
Es interesante que aunque la aflicción de Pablo nunca es nombrada específicamente, el PROPÓSITO de la aflicción es dado dos veces — al principio y al final del versículo 7: “Así que, para impedir que me volviera orgulloso”.
Al inicio del capítulo, vemos que Pablo tuvo algunas asombrosas revelaciones. Él fue “llevado hasta el tercer cielo” y también “llevado hasta el paraíso”. (2 Corintios 12:2-3) Estas experiencias fueron tan espectaculares que pudo haber sido tentado a presumir de ellas, o sentirse superior a aquellos que no habían tenido estas experiencias.
Es por eso que Dios escogió humillar a Pablo con una “espina en la carne.” No fue al azar, ni un acto caprichoso de parte de Dios. Tenía un propósito específico.
2. Dios puede usar cualquier cosa.
Ese mismo versículo nos dice que la espina en la carne de Pablo “era un mensajero de Satanás”. ¿Cómo puede esto ser así?, ¿Era de Dios o era de Satanás? ¡La respuesta es que era de ambos! Por supuesto, Satanás está en contra de Dios y Sus propósitos, y Su pueblo. Satanás probablemente disfruto atormentando a Pablo. Pero, así como en la cruz, los malvados planes de Satanás fueron girados 180 grados para servir a los propósitos de Dios. Satanás logró acosar a Pablo, pero el resultado fue que Dios lo usó para traer humildad a la vida de Pablo.
3. La fortaleza de Dios fue manifestada.
Este principio es declarado tres veces en estos dos versículos, en diferentes maneras:
“Pero él (Cristo) dijo, “Mi gracia es todo lo que necesitas; mi poder actúa mejor en la debilidad. Así que ahora me alegra jactarme de mis debilidades, para que el poder de Cristo pueda actuar a través de mí. Es por esto que me deleito en mis debilidades, y insultos, en privaciones, persecuciones y dificultades que sufro por Cristo. Pues, cuando soy débil, soy fuerte”.
Dios quiere que desarrollemos nuestros dones y talentos y que los usemos para Su gloria. Pero cuando gente débil y afligida logra grandes cosas, es claro que DIOS es el que lo hizo y Él recibe la gloria.
Nuestro propósito en la vida es glorificar a Dios — para mostrar Su poder y grandeza. Y aunque nuestras circunstancias pueden ser dolorosas e incómodas para nosotros, Dios quiere recordarnos que las cosas eternas son las que importan. “Así que no miramos las dificultades que ahora vemos; en cambio, fijamos nuestra vista en cosas que no pueden verse. Pues las cosas que ahora podemos ver pronto se habrán ido, pero las cosas que no podemos ver permanecerán para siempre”. ( 2 Corintios 4:18)
4. Podemos estar contentos.
"Es por esto que me deleito en mis debilidades, y en los insultos, en privaciones, persecuciones y dificultades que sufro por Cristo. Pues, cuando soy débil, entonces soy fuerte.” ( 2 Corintios 12:10)
Mire esa lista — ¡muchas cosas más además de enfermedad! Y sin embargo, en todas esas cosas, Pablo estaba contento por amor a Cristo, porque su meta final en la vida era la gloria de Dios.
Así que, cuando usted o aquellos que ama, están batallando con alguna enfermedad, por supuesto, ore. Pero si Dios elige permitir que una aflicción persista, busque lo que Él quiere hacer EN y A TRAVÉS de usted – el humillarse; para mostrar el poder de Dios en usted; y finalmente, para darle la gloria a Dios.
Ore esta semana:
Señor, no me gusta esta enfermedad o aflicción, y deseo no tenerla. Pero confío en que Tú tienes un propósito mayor para mi vida, así como hiciste con el Apóstol Pablo. Señor, humillame y muestra Tu gran poder en mí a través de esta aflicción. Usa todo en mi vida, lo bueno y lo malo, para traerte gloria. En el nombre de Jesús, Amén.