Devocional Semanal

¿Por Qué Tengo que Asistir a la Iglesia?

¿Es suficiente el solo seguir a Jesús?

¿Por Qué Tengo que Asistir a la Iglesia?
on 25/07/2017

"Todos ustedes en conjunto son el cuerpo de Cristo, y cada uno de ustedes es parte de ese cuerpo.”

1 Corintios 12:27

¿Nos dio Dios una lista de pasos que debemos dar antes de que podamos movernos hacia la madurez? En un sentido, ¡sí! Un pasaje interesante de la Biblia nos advierte a no estancarnos en nuestro crecimiento, por lo contrario, que nos movamos hacia la madurez. Al hacerlo, nos da siete “cosas básicas” que los creyentes maduros necesitan entender con claridad. Esto comienza con nuestra relación personal con Dios. Luego se mueve hacia nuestra identificación terrenal con el pueblo de Dios. Y termina con el destino celestial último, de todo el pueblo de Dios.

¿Está usted listo para un recorrido? Comience con Hebreos 6 y siga con cuidado.

Solo Usted y Dios

“Así que dejemos de repasar una y otra vez las enseñanzas elementales acerca de Cristo. Por el contrario, sigamos adelante hasta llegar a ser maduros en nuestro entendimiento. No puede ser que tengamos que comenzar de nuevo con los importantes cimientos acerca del arrepentimiento de las malas acciones y de tener fe en Dios.” (Hebreos 6:1)

Cada seguidor de Jesús necesita saber claramente Quién es Él. Él es “el Hijo único, que es Dios” (Juan 1:18 DHH). Él nos ama tanto que dejó el cielo para vivir bajo Su propia Ley. Él fue tentado en toda forma, pero Él permaneció perfecto y sin pecado. Él sufrió el rechazo, la burla y la cruel ejecución para llevar el castigo que merecen nuestros pecados. Cuando murió, Él dijo: “¡Todo ha terminado!” (Juan 19:30), y Su resurrección probó que era cierto.

Para que este sacrificio “válido para siempre” (Hebreos 10:10-14) obrara para mí, tuve que comprender que todo lo que yo hice alguna vez solo aumentaba mi culpa. Mis obras eran “obras que acarrean muerte”. Si hubiese alguna otra manera para yo escapar del infierno, “no habría sido necesario que Cristo muriera” (Gálatas 2:21). Crea esto; ore humildemente para recibir a Jesús, confíe en que Él es capaz de salvarle para siempre y usted se convierte en un hijo de Dios (Hebreos 7:25; Juan 6:37).

Usted y la “Iglesia Local” - la Gente de Dios Cerca de Usted

“Ustedes tampoco necesitan más enseñanza acerca de los bautismos, la imposición de manos…” (Hebreos 6:2a)

Como lo implica el pasaje, Dios no le salvó simplemente para que usted pudiera disfrutar de vida eterna. Como Su hijo, usted es parte de una familia con una misión. No para seguir enseñando a los que ya le han aceptado como Su Salvador las mismas cosas una y otra vez, sino para que “Vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”. (Mateo 28:19) Pero hasta que un nuevo creyente sea bautizado, él o ella necesita ser enseñado.

El bautismo en agua es una ceremonia pública que le identifica a usted y los demás “llamados” pueblo de Dios, con Jesús (eso es lo que “iglesia” significa). Para hacer esto, usted tiene que estar relacionado con otros cristianos, aun si es solo con una o dos personas más que siguen a Jesús. El comisionar “poniendo las manos” sobre alguien, le lleva un paso más allá -esto significa escoger y enviar públicamente a alguien para el servicio. Dios empodera a cada creyente “para que lleve a cabo la obra de Dios y edifique la iglesia, es decir, el cuerpo de Cristo.” (Efesios 4:12)

Usted y la “Iglesia Universal” - La Familia Completa de Dios en el Cielo y en la Tierra (Efesios 3:15)

Finalmente, el pasaje concluye con dos puntos adicionales importantes: “la resurrección de los muertos y el juicio eterno.” (Hebreos 6:2b)

Cuando Jesús regrese, habrá una resurrección (1 Tesalonicenses 4:13-18; 1 Corintios 15:51-58). Los creyentes que han muerto serán levantados y unidos con aquellos que aún vivan en la tierra. Esto es para que, en el cielo, la obra de la Iglesia entera pueda ser juzgada de una sola vez por Él (2 Corintios 5:10; 1 Corintios 4:5), y Él pueda “ponernos como ejemplos de la increíble riqueza de la gracia y la bondad que nos tuvo, como se ve en todo lo que ha hecho por nosotros, que estamos unidos a Cristo Jesús.” (Efesios 2:7)

En esta lección, es fácil ver que no estamos diseñados para vivir la vida cristiana solos. Puede ser que usted piense en excepciones: misioneros que viajan a lugares donde no hay una iglesia. Creyentes aislados en países donde los cristianos son perseguidos. Aquellos a quienes miembros de la familia no les permiten asistir. Pero estos son los casos especiales, porque aquellos a quienes se les niega las relaciones con otros cristianos, ¡son aquellos que más lo desean! Los niños cristianos a quienes sus padres no les llevan a la iglesia, anhelan conocer cómo es eso. Los creyentes aislados hacen todo lo posible para reunirse en secreto o encontrar un sustituto, como transmisiones o servicios en línea. Los misioneros en áreas remotas van con el propósito preciso de establecer una iglesia.

Tal como Hebreos 6:1-2 nos muestra, en realidad no hay una forma de moverse hacia la madurez cristiana, de servir en el rol para el cual Dios le ha llamado y empoderado, y de realizar las obras para las cuales Él merece alabanza en el cielo, sin ser parte de un grupo de creyentes.


Ore esta semana:

Padre, por favor, enséñame todo lo que necesito saber acerca de ser miembro del cuerpo de Cristo.


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