“¿Por qué se está demorando Dios tanto en responder?"

¿Ha estado orando para que Dios obre en su vida? La Escritura nos dice que Dios escucha nuestras oraciones; pero a veces podemos esperar años por sus respuestas. Sin embargo, eventualmente, Su respuesta puede ser mejor de lo que esperábamos.

Dios ha prometido a sus hijos, “Pues yo sé los planes que tengo para ustedes —dice el Señor—. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza.” (Jeremías 29:11). Muchas personas no se dan cuenta que el plan que Dios tenía para Israel implicó 70 largos años de sufrimiento bajo el exilio babilonio. Fue un buen plan, pero estaba lejos de ser un éxito instantáneo. Así que debemos confiar en Él, aún cuando el alivio o la respuesta tomen un largo tiempo.

El Ejemplo de Job

Cuando leemos el libro de Job en la Biblia vemos que él lo tiene todo: riquezas, familia, amigos y confianza en Dios. Pero, en un abrir y cerrar de ojos, sus riquezas fueron saqueadas y su familia aniquilada. A estos terribles acontecimientos le siguieron el terrible sufrimiento físico. Pero su confianza en Dios permanecía; el declaró, y dijo: “El Señor me dio lo que tenía y el Señor me lo ha quitado. ¡Alabado sea el nombre del Señor!».” (Job 1:21). Después de casi 40 capítulos, Job se humilló ante Dios y oró por sus amigos. Solamente entonces, “el Señor le restauró su bienestar. Es más, ¡el Señor le dio el doble de lo que antes tenía!” (Job 42:10b). Una vez más vemos que Dios responde y bendice de gran manera, pero en Su tiempo.

El Perdón del Mesías

Cuando Jesús estaba siendo crucificado, Él oró, “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.” (Lucas 23:34a). ¡Cuan gran amor demostró el Señor! Y el Padre demostró su “Si” en respuesta ofreciendo perdón a los judíos quienes demandaron Su ejecución, así como a los romanos quienes llevaron a cabo la acción. Ese plan de perdón inimaginable se extiende a todas las personas: “ Y el plan de Dios consiste en lo siguiente: (todos los) que creen la Buena Noticia gozan por igual de las riquezas heredadas por los hijos de Dios…. (todos) disfrutan de la promesa de las bendiciones porque pertenecen a Cristo Jesús.” (Efesios 3:6)