En lugar de acaparar nuestra riqueza, deberíamos usarla para ayudar a cuidar de aquellos que están a nuestro alrededor.
Usted no está solo.
Hay muchas maneras en las que usted puede compartir su fe con otros.
Si alguien le pregunta cómo llegar al cielo, ¿sabría qué decirle?
¿Alguna vez ha hecho una apuesta?
¿Cómo fue que escuchó de Jesús por primera vez?